El punto inicial de mi caminata por Santiago no puede ser otro que el Cerro Santa Lucía, que fue un centro ceremonial mapuche, quienes lo llamaban Welén o Huelén (el mapudungún no tenía escritura, por lo que el uso de “We” o “Hue” pueden ser aceptados), cuyo nombre significa “dolor”.
El 13 de diciembre de 1540, día de Santa Lucía, Pedro de Valdivia tomó posesión de él, y aquí fundó el 12 de febrero de 1541 la ciudad de Santiago.
Chilito Cerro Santa LucíaChilito Cerro Santa LucíaChilito Cerro Santa LucíaChilito Cerro Santa LucíaChilito Cerro Santa LucíaChilito Cerro Santa Lucía.
En 1872 el intendente Benjamín Vicuña Mackenna inició su transformación en un paseo de estilo europeo. Y hoy es un parque público imperdible para quienes visitan Santiago. Rompe con la arquitectura de la ciudad, transformándose en un pulmón verde de 42.000 mts2, en el que destacan la fuente Neptuno, terrazas para hacer un descanso en el ascenso, jardines y numerosos monumentos. Entre ellos, la copia en piedra de la conocida carta que enviara el conquistador a Carlos V, informándole de las bondades del “nuevo territorio”.
Aquí una selfie con un Chemamull (che: “persona”/ mamüll,” madera”) que es una de las primeras esculturas mapuche. Y eran utilizados para los ritos funerarios, al modo de las cruces cristianas.
Ya en la cima del cerro, llegas al mirador desde el cual se puede apreciar la ciudad en 360°. Aquí te encontrarás con personas de diferentes culturas, nacionalidades, edades e idiomas. Paseo imperdible para quien visite Santiago.